Audiencias cautivas y no-cautivas Un relato de cómo llegué a esa idea y a qué me refiero con esto

Autores/as

  • Sam H. Ham Sam es uno de los más reconocidos teóricos –y prácticos– de la interpretación en el ámbito mundial. Es Profesor de Psicología de la Comunicación, al tiempo que dirige el Centro Internacional para la Formación y Divulgación, en la Universidad de Idaho. Es

Resumen

Inventé los términos “audiencia cautiva” y “audiencia no-cautiva” en 1971, cuando tenía 20 años, y era estudiante de pregrado en la Universidad del Estado de Washington, en Estados Unidos. Yo asistía a mi primer curso de interpretación, y una de nuestras primeras evaluaciones fue tener que redactar un artículo acerca de “qué hacía diferente a la interpretación de otras formas de transmisión de información”. Incluso como joven estudiante, yo sabía que ésta era una premisa falsa. No veía nada especial o diferente en la interpretación como una “forma” de comunicación. Mi razonamiento fue que la mente humana es la mente humana. Fisiológicamente, no cambia cuando vamos de nuestra casa a un parque, a la escuela, a un supermercado, al cine, a la playa, o a un museo. Es la misma mente en todos esos lugares.

La interpretación, tal como la vi entonces y la veo ahora, no era de un “tipo” distinto. Los periodistas, publicistas, mercadotécnicos, profesores, vendedores, abogados, políticos, predicadores, cantautores, escritores de juegos, guionistas de cine, poetas, y novelistas –cualquiera que se comunique con un propósito– se enfrentan a la misma mente “humana” de su audiencia. Me di cuenta que la interpretación era sólo otra palabra que añadir a la lista.

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