Los visores de imágenes: un medio interpretativo para redescubrir nuestras ciudades
Resumen
La Garriga es un municipio de poco más de 15.000 habitantes, situado en la comarca del Vallès Oriental, en la provincia de Barcelona. Hasta el año 1875, la evolución urbanística de La Garriga fue pausada, con un crecimiento lento y compacto.
Hasta ese momento, el núcleo urbano había crecido de manera imparable, pero ni esa circunstancia, ni la existencia de aguas termales, ni el paso, por su centro, del camino real —cuestiones, estas dos últimas, que hacían posible la existencia de incipientes negocios de servicios en el pueblo—, habían provocado que La Garriga dejara de ser un pueblo eminentemente agrícola, con grandes zonas de secano, una importancia creciente de la vid y, por encima de todo, grandes espacios de huertas, gracias a las canalizaciones y los aprovechamientos hidráulicos del río Congost, que condicionaban incluso los ámbitos de crecimiento urbano, supeditados a las necesidades agrícolas.
Esta descripción de la Garriga se rompe, de golpe, a partir de 1850 y especialmente de 1875, con la llegada del tren y la eclosión definitiva del fenómeno del veraneo burgués. Nuevos paradigmas socio-económicos provocaron que los modos de vida y trabajo, característicos de siglos de lenta evolución y su plasmación en el territorio y el urbanismo, se rompieran de golpe: en primer lugar, sobre todo, con la implantación del gran ensanche de veraneo, que convirtió rápidamente un pueblo payés en una villa de veraneo; más adelante, ya en la segunda mitad del siglo XX, con el crecimiento urbanístico desmedido característico de los municipios cercanos al área metropolitana de Barcelona.