La construcción de un plan interpretativo para la muralla medieval de Santiago de Compostela
Resumen
La historia de las murallas de las ciudades medievales es turbulenta, aun más allá de las batallas y asaltos que soportaron. Según pierden la función defensiva, sus torres se van ocupando y sus lienzos utilizando como muros de edificios. En el siglo XIX, se derriban sus puertas y los tramos aún exentos: Las ciudades crecían y sus muros obstaculizaban la comunicación. A partir de mediados del XX, se invierte esta corriente demoledora y comenzará a favorecerse la preservación. Este proceso, generado desde el crecimiento del interés por el pasado, se encuadra en un ambiente preservacionista cuyo origen y desarrollo ha sido largamente comentado (Criado y González 1994; González 1995 y 1999), y cuyos efectos en las murallas son, entre otros: la recuperación de muros y cimientos no destruidos, la documentación y registro de las trazas y la revalorización como parte sustancial del patrimonio histórico de la ciudad.
Santiago de Compostela, como toda ciudad medieval, estaba delimitada por una muralla. Construida en el s.XI se creía destruida desde el XIX, pero sus restos empiezan a identificarse en los años 90 del pasado siglo, con los controles arqueológicos de las obras realizadas en el casco urbano.