Carta del Presidente de la AIP

Autores/as

  • Juan Manuel Salas Rojas

Resumen

Me viene a la memoria al escribir esta carta un antiguo proverbio chino que dice: “Lo que se oye se olvida, lo que se ve se recuerda, y lo que se hace se aprende”, sentencia que me gustaría aplicar a la vida asociativa de la AIP, más con ánimo de mejorarla que de criticarla. En esencia nos encontramos a mitad de camino entre el olvido y el recuerdo, sin que tengamos sensación alguna de que hayamos aprehendido mucho.
Bueno, ¿y a qué me refiero con esto? Pues trataré de explicarlo en este breve espacio que me brindan los editores y el escaso tiempo de quien me lee.
A lo largo de los algo más de tres lustros de existencia de la AIP hemos leído sesudos debates en la lista de correos e interesantes artículos en el Boletín, así como aportaciones transmitidas en los cursos y jornadas anuales, en la mayoría de las ocasiones abordando directamente tanto la teoría como la práctica de la disciplina. Las aportaciones vienen de pocas personas y en muchas ocasiones me han parecido tímidos intentos de presentar su propia experiencia, realizada con cariño y pocos medios. ¿Pero qué pasa con esa mayoría silenciosa que se limita a escuchar? ¿Está realmente atendiendo a lo que se le pretende transmitir o asiste como espectador impaciente de ver por dónde van las tendencias e inquietudes en la interpretación del patrimonio?
La actualidad no es que sea la más favorable para dar oportunidades, aunque es precisamente en circunstancias de crisis en el mundo profesional cuando tenemos que romper lazos con la práctica habitual, sea desde posiciones acomodadas o expectantes. Como en cualquier colectivo que se precie, la AIP tiene una vida asociativa pero que, salvo honrosas excepciones e iniciativas, está adormilada (espero que esto sea lo que ocurre).
Aunque modestos, disponemos de medios suficientes para comunicarnos e intercambiar experiencias; uno de ellos es la página web de la AIP. Desde aquí os invito a navegar por ella y a proponer mejoras, aportar ideas y, por supuesto, a volcar vuestras experiencias en interpretación y comunicación del patrimonio.
Esta carta va especialmente dirigida a las nuevas personas asociadas y a quienes nunca han participado, sea por desconocimiento o inexperiencia. Ya sabéis, “...lo que no se practica no se aprende”, parafraseando a los sabios chinos.
Juan Manuel Salas RojasPRESIDENTE DE LA AIP

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Editorial